Autobiografías migrantes: enlazando narrativas y lecturas teorizadas
En un momento clave en el que sigue siendo fundamental hablar de las migraciones, Me fui a volver. Narrativas, autorías y lecturas teorizadas de las migraciones discute desde el espacio de las subjetividades los complejos procesos migratorios. El libro reúne diecinueve textos de las vivencias migrantes de los propios autores que se van entrelazando con reflexiones teóricas y políticas; cuenta además con un estudio introductorio escrito por Diego Falconí Trávez, también editor del libro. Bajo la consigna de escribir en clave autobiográfica, los diecinueve autores (académicos, artistas, cineastas, juristas, activistas y todos migrantes en algún momento de su vida) nos muestran que migrar es siempre un proceso en el que se ponen en juego múltiples identidades y subjetividades, en los que el género, la sexualidad, la clase, la raza, la colonialidad y la nostalgia, confluyen en los sujetos y en sus procesos migratorios. El lugar de las subjetividades nos muestra que dichos procesos son siempre diversos e íntimos; mirada que nos permite enriquecer la teoría sobre las migraciones. Tal como señala Falconí “el acto de reunir estos textos migrantes en un compendio intenta, de algún modo, pensarlos como parte de la memoria histórica de estos años de migración para que cuenten una versión de los hechos y puedan tener una plataforma de difusión significativa”.
El título Me fui a volver —expresión usual en el lenguaje serrano ecuatoriano—, nos anuncia que las migraciones son procesos donde la partida emana la promesa de un retorno, donde los vínculos reales o imaginarios con el hogar permanecen reconfigurando las identidades, construyendo la memoria y generando alteridades.
El propio Falconí cuenta en el estudio introductorio que la propuesta de este libro surgió como una convocatoria abierta para reunir textos académicos de los sujetos ‘diaspóricos’, pero como suele ocurrir, ante la idea inicial sucumbieron textos con formatos no convencionales, mismos que fueron marcando el cuerpo del compendio final. El proceso de compilación y edición, que duró 3 años, se realizó desde Barcelona y contó con el apoyo de la Universidad Andina Simón Bolívar sede Ecuador, la Organización de Estados Iberoamericanos y la Corporación Editora Nacional.
Este acto de escribir sobre experiencias migratorias en clave autobiográfica implica necesariamente poner en práctica las propias valorizaciones y construir las memorias de los múltiples desplazamientos —no solo territoriales— que parecen no tener un punto final y que van replanteando la subjetividad. En este sentido, la escritura posiciona a los migrantes en lugares de enunciación y de construcción de la memoria histórica, rompiendo con el clásico papel de victimización y siendo ensayistas de su propia representación. La propuesta narrativa de este libro, en la que confluyen diecinueve estilos, los autores y las autoras reordenan sus propias experiencias, las jerarquizan y las recodifican poniéndolas en diálogo con otros escritores y teóricos, replanteando así cuestiones teóricas entorno al género, a la legalidad migratoria, a la producción cultural y cuestionando las estructuras patriarcales y coloniales que persisten.
Cada narración, testimonio, crónica, despliega y repliega distintas experiencias, memorias, coyunturas y miradas. Volver a las vivencias de los sujetos, al espacio íntimo experiencial y discursivo permite mirar las migraciones más allá de los flujos, las estadísticas y las remesas; rompiendo con el estereotipo del ‘migrante ecuatoriano’ como un sujeto homogéneo, mismo que se ha ido consolidando en el imaginario colectivo y los discursos nacionales desde el incremento migratorio desatado con la crisis financiera ecuatoriana de 1999.
Me fui a volver está organizado en cuatro partes, que bien podría tener otras estructuras por las múltiples conexiones que produce. La primera, ‘Me mi(g)ro en varios espejos: (des)encuentros académicos del yo con la alteridad’, versa sobre los desplazamientos debido a motivos formativos y profesionales, cuestionando las maneras académicas tradicionales de mirar la migración y poniendo sobre el centro de la mesa la nostalgia como lugar de reivindicación fuera de Ecuador.
La segunda parte, ‘Yo no migré porque quebraron los bancos: legados corporales de luchas de las migraciones previas a la dolarización’, nos habla de migraciones en momentos no coincidentes con la estampida migratoria ocasionada por la crisis bancaria ecuatoriana de 1999, se trata de textos que denuncian las políticas migratorias, que cuestionan las estructuras poscoloniales y racistas.
La tercera parte ‘Pongo a mi escritura como testigo: crónicas, intervenciones y desgarros desde el trabajo comunitario diaspórico’ resalta la centralidad de los cuerpos en la experiencia migrante, los discursos feministas y las asociaciones comunitarias como lugares de reivindicación y confrontación.
Finalmente, la parte cuatro, ‘Mi creación es mi particular autorretrato: dispositivos, archivos y bitácoras artísticas para repensar la migración’, rebaza las estructuras narrativas tradicionales mezclando poesía con prosa, fotografía con texto, escritura en formato de diálogo, diarios íntimos y de viaje.
Las diecinueve narraciones vienen acompañadas de un retrato de los autores realizado en técnica digital por la ilustradora Mayra Overney-Falconí y se pueden apreciar en la exposición Retratos de las migraciones ecuatorianas en el Centro de Arte Contemporáneo.
Leer Me fui a volver es un lujo que nos permite mirar de cerca experiencias muy íntimas de migración, que hacen eco en nuestros propios desplazamientos, atravesados por la raza, el género, la clase, seamos o no migrantes; nos invita como lectores a acompañar a los autores en sus propios desplazamientos, gozándolos, llorándolos, resignificándolos y cuestionando una vez más las estructuras de opresión que vulneran a los y las migrantes y sus cuerpos. Es un gusto poder leer en los autores a los autores.
A su vez, Me fui a volver es un libro que permite actualizar y enriquecer las discusiones teóricas en torno a la migración, Leamos pues a Gilda Orellana Rodríguez, Michael D. Hill, César E. Rivadeneira, Amaru Cholango, Oscar Paredes, Gabriela Ponce Padilla, Daniela Alcívar Bellolio, Daniela Pacheco Posso, Esteban Mayorga, María Fernanda Ampuero, Diego Falconí Trávez, Antonia Carcelén-Estrada, María Amelia Viteri, Alex Aguirre, Rosa Jijón, Paulina León Crespo, Elsye Suquilanda, Paúl Rosero Contreras, Darío Aguirre, Santiago Reyes.
Por: Iréri Ceja